‘Un Tajo profundo: memorias de un río’
La serie documental Un Tajo Profundo, está producida por Iliada Films en colaboración con EspiralArte Cultural, dirigida por el creador onubense Luis Centurión y guionizada por Raquel Troyano.
‘Un Tajo profundo: memorias de un río’ retrata la problemática por la qué pasa el río Tajo esencialmente desde un punto de vista humano. De los modos de vida que se han ido perdiendo junto con la buena calidad de las aguas. “El proyecto nace de una inquietud”, explica Centurión, que vio la situación por primera vez en Aranjuez. “Había una brecha muy grande entre las personas que hablaban con melancolía del río y los más jóvenes que no les llama nada”, recalca.
El primer cortometraje de la serie se ha presentado en Toledo, ciudad en la que Centurión identificó la problemática más grave del río. “Lo que planifiqué fue empezar a hacer un estudio de cada una de las partes del Tajo. Pensaba que era un río único, pero la realidad es que son muchos Tajos diferentes”, explica el director. Es esta la razón de por qué es una serie y no trabajos aislados. “Es muy difícil hacerlo de golpe”.
En Toledo, lo que hizo fue ir a ver el río y “qué ocurría con él”. “Rápidamente contacté con la Plataforma en Defensa del Tajo y Alejandro Cano me contó la problemática”. Y aunque hay información técnica, como no puede ser de otra manera, realmente lo que interesa a Centurión es el “cambio de paradigma” que supone para ciudades como Toledo la degradación del Tajo. “Quiero resaltar la pérdida de estilos de vida, de costumbres. Lógicamente hay que hablar del trasvase y la contaminación, pero el cambio de estilo de vida en Toledo ha sido un choque muy grande”, explica el onubense.
Él llegó a estudiar, “hace muchos años”, a Aranjuez y hasta entonces desconocía la problemática que sufría el río. “En Aranjuez sobre todo ha afectado al caudal, cada vez hay menos. Pero en Toledo, me encontré un río muy contaminado, con graves problemas de abandono, y usos del río que se habían perdido. Ya no hay actividad propia del río en la ciudad”, reflexiona. “Cuando hay un río vivo, la vida se relaciona con el río, no sólo como necesidad vital, sino también de ocio, el disfrute de ir a darte un baño o tomar el sol”, relata.
Para dar fe de estos cambios, ha entrevistado a seis vecinos del Barrio San Martín, antiguos pescadores de oficio. “Lo que ellos contaban es que para ellos las primeras espumas que llegaron con el río fueron un cambio radical. Los peces muertos fueron para ellos una señal. Decían ‘si los peces se están muriendo, ya no puedo ofrecer estos pescados, porque algo les pasa’ y a partir de entonces tuvieron que cambiar su estilo de vida y su forma de trabajo”, explica el director del cortometraje. Centurión habló también con Eduardo Sánchez Butragueño, familiar de los creadores del ya desaparecido club náutico toledano. “Ahora hace falta un permiso concreto, ya no puedes tener una barca fija y hacer con ella tu vida cotidiana”, explica.
Y, además, las nuevas generaciones, han dejado de depender del río, recalca, porque con su degradación, han ido creciendo las piscinas locales y los más jóvenes ya no tienen la necesidad de ir al río. Se pierde esa conexión de una generación entera con su entorno. “No se trata de un documental pesimista. Mi idea es dejar ahí la pregunta de cómo era el río, las tradiciones, las costumbres y cómo está actualmente. Y también ver si se podrá recuperar. Esos son los tres puntos fundamentales del documental”, concluye. El trabajo ha contado con el apoyo de la Diputación de Toledo y Castilla-La Mancha Media.